Albóndigas en salsa de tomate, un clásico para untar pan
Las albóndigas en salsa de tomate son un clásico de la comida casera (pocas madres hay que no le hayan hecho está receta a sus hijos) y de las cartas de los restoranes de menú del día.Es una receta con una dificultad mínima, y a lo único que hay que estar dispuesto es a estar a mancharse las manos. El resto es paciencia y trabajo.
Ingredientes:
250 gr. de carne picada de cerdo
250 gr. de carne picada de ternera
2 huevos batidos
2 rebanadas de pan de molde empapadas en leche
1 diente de ajo muy picado
perejil picado
sal
pimienta negra
Para la salsa:
1 cebolla picada
1 zanahoria picada
1 puerro
1 cucharadita de harina
1/2 vaso de vino blanco
l/4 1.de salsa de tomate (casero, natural triturado, frito,...)
caldo de carne (caldo de pollo o agua)
Elaboración:
Mezclar todos los ingredientes para hacer las albóndigas muy bien. Después de mezclado todo, hacer bolas no muy grandes. Es bueno untarse las manos con aceite para hacer las bolas.
Pasar las albóndigas por harina y rehogarlas en aceite muy caliente en una sartén. Escurrirlas en papel absorvente y reservarlas.
Para hacer la salsa: Rehogar todos los ingredientes para elaborar la salsa (empezando por orden indicado) en un poco de aceite en una cazuela y pocharla a fuego lento hasta que las verduras queden caramelizadas (una media hora).
Durante le pochado de las verduras, se desglasa la sartén en la que se han freído las albóndigas con un poco de vino blanco y se deja que reduzca a la mitad. Ese líquido se añade a las verduras y se deja que todo siga reduciendo.
Cuando las verduras estén caramelizadas, se añade la salsa de tomate, se mezcla todo bien, y a los dos minutos se agrega el caldo de carne (o de pollo o simplemente agua). Se deja hacer todo junto unos veinte minutos.
Cuando este hecha la salsa se tritura y se cuela (mejor un colador clásico que un chino).
Se le da un hervor a la salsa para que no fermente y a continuación se le añaden las albóndigas y se las deja tres minutos al fuego. Apagar el fuego y dejar que las albóndigas se vayan haciendo en su propio calor.
Consejo:
Es conveniente hacer un buen montón de albóndigas porque se pueden congelar y después siguen estando igual de buenas.
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